La anemia es una enfermedad que se caracteriza por un descenso en los niveles de hemoglobina que contienen los eritrocitos , con alteraciones o no de su tamaño, forma o número, disminuyendo el intercambio de oxígeno y dióxido de carbono entre estos y las células del organismo.
Se estima que más de 2.000 millones de personas en el mundo presentan algún grado de deficiencia de hierro, y que más de la mitad padecen anemia ferropénica . Ésta se caracteriza por una disminución en la producción de eritrocitos debido a un déficit de hierro en el organismo.
El hierro es un elemento esencial para la síntesis de hemoglobina, el transporte de electrones del metabolismo celular, la síntesis de ADN y otras reacciones enzimáticas vitales.
El cuadro clínico de la anemia ferropénica incluye el síndrome anémico : fatiga, palidez, palpitaciones, disnea, cefalea, astenia e hiporexia, y en casos más graves o cuando se asocia cardiopatía, puede conducir a insuficiencia cardíaca congestiva .
El déficit de hierro obedece a un balance negativo por disminución de la ingesta o la absorción o por aumento de las necesidades o las pérdidas de sangre o ciertos trastornos genéticos. A continuación, se presentan las principales causas de la anemia ferropénica :
1.Una ingesta dietética inadecuada a una mala dieta.
2.Una absorción de hierro inadecuada debido a enfermedades intestinales, diarrea o interferencias farmacológicas.
3. Aumento de los requerimientos de hierro por expansión del volumen sanguíneo, como ocurre durante la infancia, la adolescencia, el embarazo y lactancia, y sin ser suficientemente cubiertos con la ingesta.
4. Aumento de la excreción debido a un flujo menstrual excesivo en mujeres; hemorragia por heridas o pérdida crónica de sangre por úlceras, hemorroides, varices, enfermedades neoplásicas…
5.Vaciamiento de los depósitos de hierro a causa de inflamación o patología crónica.
A medida que se agrava la anemia ferropénica, surgen alteraciones en la estructura y la función de los tejidos epiteliales, especialmente en lengua, uñas, boca y estómago . Por ello, un tratamiento médico-nutricional es clave para la restauración de los depósitos de hierro y mejora de la salud (figura 1.).
Figura 1. Algoritmo de fisiopatología y tratamiento asistencial. Fuente Krause Dietoterapia
La fortificación de alimentos y las recomendaciones dietéticas son fundamentales para la prevención de la enfermedad, pero no son suficientes en caso de anemia establecida, donde será preciso añadir suplementos farmacológicos de hierro . Por ello, el tratamiento inicial consiste en suplementos de hierro oral en los casos donde está claro el diagnóstico, seguido de una adecuada evaluación nutricional.
Se estima que deben absorberse diariamente entre 1-2 mg de hierro para satisfacer las necesidades del 85% de los varones y mujeres en edad adulta.
Existen dos fuentes de hierro principalmente: hierro hemo , presente en alimentos de origen animal (carnes, pescados y aves), de gran biodisponibilidad, entre un 20-30% de absorción, y su único inhibidor es el calcio . Y hierro no hemo , que se encuentra en alimentos de origen vegetal , frutas, huevos y productos enriquecidos con hierro, con un porcentaje de absorción mucho menor (alrededor del 5-10%).
En términos generales, las personas con déficit de hierro absorben un mayor porcentaje de hierro total de la dieta , en comparación con las que no tienen tal deficiencia. Por ello, las recomendaciones dietéticas son:
· Aumentar los alimentos ricos en hierro hemo : carne roja, pescado y aves, evitando su combinación con suplementos o sustancias ricas en calcio.
· Aumentar la biodisponibilidad del hierro no hemo que se encuentra en alimentos de origen vegetal con una dieta rica en ácido ascórbico ( vitamina C ), como son los cítricos, fresas, kiwis, grosellas, brócoli, pimientos, coles, en combinación con carnes, pescados y aves.
·Moderar el consumo de alimentos que disminuyen la absorción del hierro no hemo : lácteos, café, té, salvado y fibra, y separarlos en, al menos, 2 horas de las comidas ricas en este tipo de hierro para no interferir en su absorción.
·Evitar el abuso de fármacos que inhiben la absorción de hierro: antiácidos (ranitidina, omeprazol, bicarbonato) y antibióticos (cloranfenicol y tetraciclinas).
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