Según las previsiones de las Naciones Unidas, en el 2050 se calcula que 1 de cada 5 personas (22%) serán mayores. El envejecimiento engloba una serie de cambios morfológicos, funcionales y psicológicos que desencadenan una pérdida progresiva de las capacidades físicas y cognitivas (figura 1.):
·Modificación de la composición corporal : aumento de la masa grasa y disminución de la musculatura, la masa ósea y la cantidad de agua del organismo.
·Disminución del metabolismo basal como consecuencia de la disminución de la masa muscular y el aumento de tejido graso.
· Deshidratación general : la pérdida de agua afecta a la fisonomía de la persona, y provoca sequedad en la piel, arrugas y cambios faciales.
· Alteraciones digestivas : la disminución del peristaltismo y de las secreciones digestivas junto con la deficiente dentición en algunos casos pueden provocar digestiones difíciles y malabsorción de algunos nutrientes.
· Alteración de los sentidos : la vista, el oído, el gusto y el olfato se ven disminuidos.
·Cambios en el sistema nervioso que pueden afectar tanto a aspectos motores, como al equilibrio, como a alteraciones de los procesos y el ciclo del sueño.
·Disminución de algunas capacidades intelectuales , como la memoria y la velocidad de reacción. Son frecuentes también los cambios de conducta y la aparición de procesos patológicos, como la depresión o la demencia.
·Existencia de patologías diversas que pueden afectar a la calidad de vida, como enfermedades cardiovasculares, diabetes, osteoarticulares, entre otras.
·Disminución de la actividad física diaria.
Figura 1 . Cambios funcionales y riesgo de enfermedad en la tercera edad
Promover la mejora de la salud y el bienestar de toda esta población es pues uno de los retos de las agencias de salud y permite introducir el concepto de envejecimiento activo : “ proceso por el cual se optimizan las oportunidades de bienestar físico, social y mental de las personas a lo largo de su vida, con el objeto de ampliar la esperanza de vida saludable, la productividad y la calidad de vida en la vejez ”.
Una buena alimentación durante toda la vida y, en especial, durante esta etapa puede influir en acelerar, retrasar o atenuar las alteraciones características del proceso de envejecimiento. Las deficiencias nutritivas más comunes en la alimentación del anciano suelen ser:
1.La deshidratación por un inadecuado funcionamiento del centro regulador de la sed y consumo de diuréticos.
2.Disminución de la absorción de vitaminas y minerales debido a la escasa masticación, la disminución de las secreciones digestivas y la hipoclorhidria.
3.Deficiencia de proteínas ocasionada por un escaso consumo de alimentos proteicos, sobre todo de carne, ya sea por su dificultad de masticación.
4. Anemias provocadas por deficiencias de hierro, ácido fólico y vitamina B12 por el bajo consumo de estos alimentos, malabsorción y medicamentos.
5.Falta de vitamina D por poca exposición solar y consumo excesivo de laxantes.
6.Deficiencia de vitamina K , debida a las patologías crónicas, a la insuficiencia renal o a tratamientos prolongados con antibióticos.
7.Falta de vitamina C debida al bajo consumo de frutas y verduras frescas
La alimentación en la vejez debe ser una dieta variada, equilibrada y saludable . Las raciones son ligeramente inferiores a las del adulto, especialmente en las personas con menor actividad.
La reducción energética debe hacerse a costa de los alimentos más energéticos, como el azúcar o el consumo excesivo de grasas, pero conservando un consumo adecuado de proteínas , vitaminas y minerales .
Una persona mayor debe cuidar el consumo de grasas saturadas , la sal y el alcohol , y si existen problemas de masticación, adaptar la consistencia de algunos alimentos.
La hidratación es fundamental, por lo que se aconseja un mayor consumo de agua junto con fuentes alimentarias (leche, zumos, caldos, sopas…).
El calcio , la vitamina D , la fibra y las grasas saludables (procedentes del pescado, aceite de oliva, frutos secos y semillas, aguacate…), son algunos de los nutrientes que no deben faltar en la dieta de los ancianos. Por ello, también deben estar presentes las frutas , verduras y hortalizas para asegurar un correcto aporte de vitaminas y minerales esenciales, así como fuentes de lácteos bajos en grasa.
Respecto al grupo de proteínas , los huevos, los lácteos, las carnes y los pescados son fuentes principales de este nutriente tan importante en la tercera edad. Enriquecer los platos con fuente proteicas siempre es una buena estrategia para preservar la masa muscular, mejorar el sistema inmune y evitar la desnutrición .
En definitiva, una adecuada
alimentación y la práctica regular de actividad física son factores
fundamentales para aumentar la supervivencia con autonomía y buena calidad de
vida en esta etapa de la vida. En función de los cambios que se vayan
manifestando en el anciano, es importante ajustar
la dieta
con las modificaciones necesarias para adaptarla a la nueva
situación de la persona, siempre respetando sus gustos y costumbres.
Si necesitas ayuda puedes realizar una consulta online ahora
somos un equipo multidisciplinario con pediatras, médicos de familia, endocrinos, nutricionistas y psicólogos.
+34 620214183
089173 Barcelona
info@tumediconline.com
Online Medicus S.L.