TIROIDES Y EMBARAZO
Durante el embarazo, la función tiroidea cambia de forma fisiológica

La glándula tiroides es un tejido que se encuentra en la parte más anterior del cuello, y se encarga de la secreción de hormonas tiroidea.
Las hormonas tiroideas tienen varias funciones en nuestro organismo:
-Mejoran la función cardíaca
-Potencian el desarrollo neurológico
-Ayudan al metabolismo de proteínas y carbohidratos
-Generan calor en los tejidos
-Regulan el metabolismo óseo
-Actúan regulando otras hormonas (sexuales, hormona de crecimiento…)
Durante el embarazo, la función tiroidea cambia de forma fisiológica, y otras veces aparecen patologías relacionadas con la tiroides. En ocasiones la madre ya tiene estas alteraciones antes de quedar embarazada.
En cualquier caso, estas afecciones pueden desembocar en una función aumentada o bien disminuída de la tiroides, como expondremos a continuación.
HIPERTIROIDISMO MATERNO
Cuando la glándula tiroides segrega hormonas tiroideas en cantidad excesiva se habla de hipertiroidismo materno . Es decir que la glándula funciona en exceso.

Cuando esto sucede, la madre puede notar taquicardias (aceleración del pulso), palpitaciones, aumento de apetito, temblor, ansiedad y fatiga.
En cuanto al riesgo para el embarazo, un exceso de función de estas hormonas aumenta el riesgo de complicaciones ( aborto, prematuridad, mal crecimiento del feto, tensión alta, desprendimiento de placenta …entre otras.)
Estas complicaciones se pueden eliminar con un tratamiento correcto del hipertiroidismo a la madre. Durante el primer trimestre de embarazo, se puede tratar con propiltiouracilo, y con metamizol durante el segundo trimestre. Son fármacos que se conocen como antitiroideos. Si el hipertiroidismo es leve y transitorio, se puede vigilar y dejar sin tratamiento , siempre bajo control estrecho por el ginecólogo-obstetra y/o el endocrinólogo.
En algunos casos de hipertiroidismo materno, el feto también puede presentarlo, por transferencia desde la placenta de anticuerpos desde la sangre materna a la del feto. La ecografía prenatal permite diagnosticar los síntomas en el niño, y se corrigen tratando a la madre. Después del nacimiento, el recién nacido deberá ser controlado estrechamente para valorar las repercusiones sobre su glándula tiroides u otros órganos.
HIPOTIROIDISMO MATERNO
Cuando nos encontramos un caso contrario al anterior, de insuficiente función de la glándula tiroides de la madre, hablamos de hipotiroidismo materno.
Una mujer embarazada puede tener hipotiroidismo sin saberlo, sin que dé síntomas. Hablamos en ese caso de hipotiroidismo subclínico . Y se detecta en las analíticas de rutina de la embarazada.

En otros casos el hipotiroidismo da síntomas en la mujer como: aumento de peso, intolerancia al frío, piel seca, debilidad, fatiga o estreñimiento.
La importancia de las analíticas de rutina para evaluar la función tiroidea radica en que, incluso aquellas mujeres con hipotiroidismo subclínico, pueden tener complicaciones graves durante el embarazo, para ellas o para el feto. Aunque a día de hoy, no se realizan analíticas que evalúen la función tiroidea en todas las embarazadas, sí se aplican a aquellas con riesgo aumentado de padecer estos trastornos, o cuando en una mujer sin antecedentes destacables, aparecen síntomas compatibles.
Las complicaciones del hipotiroidismo conocidas, para la madre y embarazo son: aborto espontáneo, anemia, tensión alta, hemorragia, desprendimiento de placenta y necesidad de cesárea. Para el feto puede ser falta de crecimiento, prematuridad, alteraciones neurológicas, malformaciones congénitas, sufrimiento fetal durante el parto y la muerte fetal o del recién nacido.
Las mujeres con hipotiroidismo que reciben tratamiento adecuado generalmente tienen hijos sanos. Se tratarán con fármacos como la levotiroxina que imita a la hormona tiroidea natural y se vigilarán más estrechamente durante todo el embarazo.
CONCLUSIÓN
La glándula tiroides segrega hormonas tiroideas, de función esencial para el metabolismo de hombres y mujeres, y también con funciones importantes durante el embarazo, que influyen en la salud materna y fetal.
El buen curso del embarazo y el desarrollo normal del feto, además de la mejoría de los síntomas de la madre, se pueden lograr con el tratamiento adecuado. Para ello se requiere un buen control obstétrico, analítico y ecográfico durante todo el embarazo, que garantizan que el diagnóstico de estas alteraciones se pueda hacer de forma precoz.

Las madres afectas por patología tiroidea suelen tener un
embarazo exitoso e hijos sanos cuando el tratamiento es el adecuado
. En él
intervienen el ginecólogo-obstetra con un papel esencial en la detección de los
primeros síntomas y los chequeos rutinarios, y el endocrinólogo, pieza clave
del tratamiento.
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